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miércoles, 2 de mayo de 2012

Período de la Alquimia


Por: Manuel Justo
        Isaac Quinzada

La Alquimia pertenece al período de la edad media y en especial del 400- 1000 d.C.
En la historia de la ciencia, la alquimia (del árabe الكيمياء al-khimia) es una antigua práctica proto científica y disciplina filosófica que combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte. La alquimia fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la India y China, en la Antigua Grecia y el Imperio Romano, en el Imperio Islámico y después en Europa hasta el siglo XIX, en una compleja red de escuelas y sistemas filosóficos que abarca al menos 2.500 años. La alquimia occidental ha estado siempre estrechamente relacionada con el hermetismo, un sistema filosófico y espiritual que tiene sus raíces en Hermes Trimegisto, una deidad sincrética greco egipcia y legendario alquimista. Estas dos disciplinas influyeron en el nacimiento del rosacrucismo, un importante movimiento esotérico del siglo XVII. En el transcurso de los comienzos de la época moderna, la alquimia dominante evolucionó en la actual química. Actualmente la disciplina es de interés principalmente para los historiadores de la ciencia y la filosofía, así como por sus aspectos místicos, esotéricos y artísticos. No obstante, la alquimia fue una de las principales precursoras de las ciencias modernas, y muchas de las sustancias y procesos de la antigua alquimia siguen siendo pilares fundamentales de las modernas industrias química y metalúrgica. Aunque la alquimia adopta muchas formas, en la cultura popular es citada con mayor frecuencia en historias, películas, espectáculos y juegos como el proceso usado para transformar plomo (u otros metales) en oro. Otra forma que adopta la alquimia es la de la búsqueda de la piedra filosofal, con la que lograr la habilidad para transmutar oro o la vida eterna.

La Alquimia surgió por medio de los aportes dados por las siguientes civilizaciones:
Griega:
Los orígenes de la alquimia se dan aquí, y estos son técnicos y mágicos a la vez. Cuando se funda la civilización griega, ya se conocen el cobre, el bronce y el hierro; el oro y la plata se usan para ornamentos.
Se conoce la manera de obtener tintes, de fundir los esmaltes y desde la más remota antigüedad, se extrae el cinabrio, que era como un sulfuro rojo, un líquido brillante como la plata, muy pesado y que posee todas las propiedades de un metal.
Los primeros filósofos griegos, cuyo método de planteamiento de la mayor parte de los problemas era teórico y especulativo, llegaron a la conclusión de que la tierra estaba formada por unos cuantos elementos o sustancias básicas.
El pensamiento alquímico de la antigua Grecia se basó en teorías y especulaciones y muy pocas veces en la experimentación. Muchas de las escrituras griegas del tema se conservaron y despertó el estudio de ésta ciencia en la edad media.
Árabe:
La alquimia árabe es tan misteriosa en sus orígenes como la griega. Durante los califatos de los Abasidas desde 750 a 1258, floreció en Arabia una escuela de farmacia. El primer trabajo conocido de esta escuela es la obra que se difundió en Europa en su versión latina titulada De alchemia traditio summae perfectionis in duos libros divisa, atribuido al científico y filósofo árabe Abú Musa al-Sufí, conocido en Occidente como Geber; este trabajo, que podemos considerar como el tratado más antiguo sobre química propiamente dicha, es una recopilación de todo lo que se creía y se conocía para entonces.
Los alquimistas árabes trabajaron con oro y mercurio, arsénico y azufre, y sales y ácidos, y se familiarizaron con una amplia gama de lo que actualmente llamamos reactivos químicos. Ellos creían que los metales eran cuerpos compuestos, formados por mercurio y azufre en diferentes proporciones.
El alquimista árabe más grande fue seguramente ar Razí (850-923), un científico persa que vivía en Baghdad. Ar Razí clasificó a los materiales usados por el alquimista en cuerpos (a los metales): piedras, vidrio, sales, etc. Y espíritus: mercurio, azufre, amoníaco, etc. El real objetivo de éstos alquimistas era el de producir oro por medio de reacciones catalíticas de ciertos elementos. Ar Razí escribió un libro sobre las aguas fuertes que según los estudiosos del tema no eran más que soluciones de sal corrosiva.
Hindú:
Se cree que las heredaron de los Griegos traídas por Alejandro Magno en sus conquistas.
Las Vedas (las más antiguas escrituras sagradas hindúes), contienen algunas pistas sobre la alquimia en la antigua India que presentan semejanzas con la alquimia de la antigua China. Los chinos e hindúes planteaban la relación entre el oro y la larga vida.
Pero la alquimia de la medicina y la inmortalidad eran los principales intereses de los hindúes. No parecía muy importante la conversión de metales. En la India los elixires de la inmortalidad no eran de gran importancia y se trataba de simples remedios minerales para algunas enfermedades.
Los chinos e hindús asociaban a la alquimia con el misticismo religioso aunque a partir de los siglos 10 al 12 esto cambió. Se encontraron escrituras claramente alquímicas pertenecientes a estos siglos.
Los primeros pensamientos filosóficos hindúes (siglo5 a.C.) planteaban a la naturaleza como una concepción de elementos materiales (fuego, viento, agua, tierra y espacio). China e India poseían grandes recursos de salitre.
Uno de los grandes descubrimientos fue la sal de amoníaco descubierto durante los siglos 1 y 2 d.C. Su importancia se basó en su capacidad de sublimación disociándose en 2 materiales corrosivos, amoníaco y ácido clorhídrico los cuáles atacan fuertemente a los metales.
China:
La alquimia china esta relacionada con propósitos más antiguos que la metalurgia o la medicina. Planteaba la inmortalidad física y se remonta al siglo 8 a.C. Para el siglo 4 a.C. planteaba que esto se lograría con drogas mágicas denominadas el elíxir de la vida, y lo planteaba como una solución de oro lo cual era hipotético por la dificultad de disolver oro.
El primer alquimista chino que fue razonablemente conocido fue Ko Hung (283-343 d.C.), quien escribió un libro conteniendo obscuras recetas para elixires, en su mayor parte compuestos de arsénico y mercurio. El libro alquímico chino más famoso es el Tan chin yao chuen (grandes secretos de la alquimia), probablemente escrito por Sun Ssu-miao (581-673 d.C.), y es un tratado práctico en la creación de elixires (mercurio, azufre y las sales de mercurio y arsénico son prominentes) para lograr la inmortalidad, plantea otras sustancias para la cura de enfermedades y la fabricación de piedras preciosas.
La alquimia china siguió su propio camino mientras que en occidente las numerosas promesas religiosas de la inmortalidad hicieron que la alquimia no tuviera como prioridad lograr la inmortalidad. Las deficiencias de la religión china le dieron a la alquimia la oportunidad de llenar ese lugar. Muchos de los elixires desarrollados por los chinos eran venenosos lo que llevó a los alquimistas chinos a moderar se peligrosidad variando sus ingredientes o por medio de manipulaciones químicas.
Uno de los descubrimientos químicos más grandes fue la pólvora desarrollada en China (mezcla de salitre, azufre y carbón).

Las ideas en las que se basaban los alquimistas, era en la búsqueda de:

1. La Piedra Filosofal:
Los alquimistas de la edad media creían que para lograr la transformación de metales como el plomo, sin gran valor, en oro o plata había que agregar y combinar una cantidad justa de Mercurio para lograr la transmutación. Por otro lado también pensaban que para que esta reacción se produzca tendría que ocurrir en presencia de un catalizador al que se llamó piedra filosofal.
En la edad media se creó un tratado mediante el cual supuestamente se podía lograr este contenía siete partes y fue escrito por un autor anónimo.
2. El Elixir de la vida:
Desde tiempos muy remotos, los alquimistas, dedicaron sus vidas a crear un elíxir que los hiciera vivir por siempre, conocido también como el Elixir de la Vida.
Esta idea comenzó para el siglo 4 a.C. en donde se planteaba que esto se lograría con drogas mágicas, y lo planteaba como una solución de oro lo cual era hipotético por la dificultad de disolver oro.

Entre los alquimistas más sobresalientes destacan:

1. Edad Media:

Jabir Ibn Hayyan 721-815: su nombre completo era Abu Musa Jabir Ibn Hayyan Al-Azdi es considerado el mayor de todos los alquimistas árabes. Hay quienes afirman que además de un gran alquimista fue astrólogo, astrónomo y mago a quien se le atribuye la autoría de cientos de libros que versaban sobre alquimia y los diferentes procesos para transmutar los metales en oro, conocidos como magisterio, y que consistían en eliminar cualidades de los metales hasta obtener elementos puros que a su vez, permitirían la transmutación. Entre sus libros destaca La suma de las perfecciones del magisterio y es muy probable que gracias a su obra se haya descubierto el nitrato de plata y otras contribuciones a la química moderna.

Miguel Escoto: Sus aportes se dieron principalmente en las Cruzadas, las que pusieron al occidente en relación con la civilización árabe y despertaron vivo interés por la ciencia oriental. En Sicilia constituye un nexo entre Oriente e Italia en la que dedicó su obra De Secretis (1209), obra en la cual las teorías alquimistas estaban extensamente desarrolladas.



Alberto Magno (1193–1280) y Tomás de Aquino (1225–1274) fueron dos dominicos que estudiaron a Aristóteles y trabajaron en la reconciliación de las diferencias entre la filosofía y el cristianismo. Tomás de Aquino también trabajó intensamente en desarrollar el método científico. Incluso fue tan lejos como para afirmar que los universales podrían ser descubiertos sólo mediante el razonamiento lógico y, como la razón no puede oponerse a Dios, debe por tanto ser compatible con la teología.

Roger Bacón 1214 – 1294: Roger Bacon es considerado por algunos como el autor del Manuscrito Voynich, debido a sus estudios en los campos de la Alquimia, Astrología y lenguas. A Bacon también se le atribuye el manual de Alquimia Speculum Alchemiae.



Nicolas o Nicholas Flamel 1330 – 1418: fue un burgués parisino del siglo XIV, escribano público, copista y librero jurado; aunque sin duda un personaje histórico, las leyendas lo describen como alquimista de suficiente habilidad para ejecutar las dos obras más complejas del arte alquímico: la transmutación de los metales en oro gracias a la elaboración de la piedra filosofal, y la inmortalidad.





Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, o Theophrastus Bombast von Hohenheim, conocido como Paracelso o Teofrasto Paracelso Zúrich, 1493 – 1541: fue un alquimista, médico y astrólogo suizo. Fue conocido porque se creía que había logrado la transmutación del plomo en oro mediante procedimientos alquimistas y por haberle dado al zinc su nombre, llamándolo zincum.

2. Renacimiento:

Robert Boyle, quien formuló la ley de los gases que hoy lleva su nombre. En su obra "El Químico Escéptico" (1661), Boyle fue el primero en establecer el criterio moderno por el cual se define un elemento: una sustancia básica puede combinarse con otros elementos para formar compuestos y que por el contrario éstas no pueden descomponerse en una sustancia más simple.




Henry Cavendish demostró que el Oxígeno se combina con el hidrógeno para formar el agua, de modo que ésta no podía ser un elemento.



Lavoisier descompuso el aire (que se suponía en ese entonces un elemento), en oxígeno y nitrógeno. Se hizo evidente desde entonces que ninguno de los elementos de los griegos era correcto. Los elementos de los alquimistas fueron el mercurio y el azufre. También lo eran el hierro, el estaño, el plomo, el cobre, la plata, el oro y otros no metálicos como el fósforo, el carbono y el arsénico. El elemento de Paracelso, la sal, fue descompuesto en dos sustancias más simples.


Impacto de la Alquimia en la actualidad:
En la época actual se han realizado progresos para alcanzar las metas de la alquimia usando métodos diferentes a los de la alquimia tradicional. Estos avances pueden en ocasiones ser llamados alquimia por razones retóricas.
Podría decirse que el objetivo de la investigación en inteligencia artificial es precisamente crear una vida desde cero, y los filosóficamente opuestos a la posibilidad de la IA la han comparado con la alquimia, como Herbert y Stuart Dreyfus en su ensayo de 1960 Alquimia e IA. Sin embargo, debido a que el objetivo específico de la alquimia es la transmutación humana más que la creación de vida desde cero, la investigación genética, especialmente el ayuste, estaría más cerca de la misma.

Anexos:
Línea de Tiempo - Historia de la Química
La Alquimia y Su impacto en nuestros días

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